domingo, 16 de mayo de 2010

Luces y tinieblas, Bien y Mal

Un hombre,
su caballo y su perro iban por una carretera.
Cuando pasaban cerca de un enorme árbol, cayó un
rayo y los tres murieron fulminados. Pero el
hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado
este mundo, y prosiguió su camino con sus dos
animales; a veces, los muertos tardan un cierto
tiempo antes de ser conscientes de su nueva
condición...
Berta pensó en su marido, que continuaba
insistiendo para que se despidiera de la chica,
porque debía contarle algo muy importante. Tal vez
había llegado el momento de explicarle que
estaba muerto y que dejara de interrumpir su
historia.
-La carretera era muy larga, colina arriba, el
sol era muy fuerte, estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino vieron un portal magnífico, todo de mármol, que conducía a una
plaza pavimentada con adoquines de oro, en el
centro de la cual había una fuente de donde manaba
un agua cristalina. El caminante se dirigió al
hombre que custodiaba la entrada.
»-Buenos días.
»-Buenos días -respondió el guardián.
»-¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
»-Esto es el Cielo.
»-Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque
estamos sedientos.
»-Usted puede entrar y beber tanta agua como
quiera. -Y el guardián señaló la fuente.
»-Pero mi caballo y mi perro también tienen
sed...
»-Lo siento mucho -dijo el guardián-. Pero aquí
no se permite la entrada a los animales.
»El hombre se llevó un gran disgusto, puesto
que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber
solo; dio las gracias al guardián y siguió
adelante. Después de caminar un buen rato cuesta
arriba, exhaustos, llegaron a otro sitio, cuya
entrada estaba marcada por una puertecita vieja
que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.
A la sombra de uno de los árboles había un hombre
echado, con la cabeza cubierta por un sombrero;
posiblemente dormía.
»-Buenos días -dijo el caminante.
»El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
»-Tenemos mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
»-Hay una fuente entre aquellas rocas -dijo el
hombre, indicando el lugar-. Pueden beber tanta
agua como quieran.
»El hombre, el caballo y el perro fueron a la
fuente y calmaron su sed.
»El caminante volvió atrás para dar las gracias
al hombre.
»-Pueden volver siempre que quieran -le
respondió.
»-A propósito, ¿cómo se llama este lugar?
»-Cielo.
»-¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de
mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
»-Aquello no era el Cielo, era el Infierno.
»El caminante quedó perplejo.
»-¡Deberían prohibir que utilicen su nombre!
¡Esta información falsa debe de provocar
grandes confusiones!
»-¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un
gran favor. Porque allí se quedan todos los que
son capaces de abandonar a sus mejores amigos..."

("El demonio y la señorita Prym", Paulo Coelho)

2 comentarios:

  1. Precioso. Y aprovecho para decir "Un amigo es aquel que sabe de tus defectos y a pesar de ello te quiere" Que siempre tengas a tu lado amigos como éstos.

    Que pases un buen domingo.

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  2. Un relato entrañable. Hay amigos que nos llenan tanto que nunca deberían dejarnos o dejarles a ellos. Por desgracia son muy pocos.

    Un fuerte abrazo

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