sábado, 30 de mayo de 2009

Leyenda de Oisín y Niamh





Mientras Finn y su hijo Oisín, junto a varios compañeros, cazaban una mañana brumosa de verano a orillas del lago Lena, vieron acercarse a una doncella hermosísima, montada en un corcel blanco.
Ella llevaba una corona de oro y un manto de seda marrón con estrellas de oro rojo.
La doncella y se acercó a Finn y con él habló:
- Desde lejos he venido y te he encontrado, Finn, hijo de Cumhal.
- ¿Cuál es tu tierra, doncella, qué es lo que deseáis de mí?
- Mi nombre es Niamh, la del cabello dorado. Soy hija del rey de Tir Na Nog, la Tierra de la Juventud, y lo que me ha traído hasta aquí es el amor por vuestro hijo Oisín.
Ella giró hacia el joven guerrero y le habló:
- ¿Vendrás conmigo, Oisín, a la tierra de mi padre?
- Allí iré y hasta el fin del mundo.

Entonces la doncella habló sobre su tierra, y mientras lo hacía, una quietud de ensueño inundó todas las cosas. Ningún caballo se movió, los perros dejaron de ladrar, ninguna ráfaga de viento meció las hojas del bosque. Los hombres estaban tan maravillados que de todo lo que ella contó, sólo pudieron recordar:
Es una tierra deliciosa por encima de todos los sueños,más bella que cualquier cosa jamás vista por unos ojos.Allí todo el año hay frutos en los árboles,Y durante todo el año las plantas florecen.
Allí los árboles miel salvaje gotean;El vino y la hidromiel nunca se terminan.Ningún habitante conoce el dolor ni la enfermedad,y la muerte o el decaimiento nunca están cerca de él.
La fiesta nunca empalaga ni la caza cansa,ni tampoco para de sonar la música de los salones;el oro y las joyas de Tir Na Nog brillan con un esplendor jamás conocido por hombre alguno.
Tendrás caballos de buena cuna, perros que corren más que el viento;n centenar de guerreros os seguirán en las batallas,un centenar de doncellas os cantaran para que durmáis.
Una corona de soberano llevaréis en la frente,y a vuestro lado un arma mágica siempre estará,y seréis el señor de toda la Tierra de la Juventud,y señor de Niamh, la del cabello dorado.

Al terminar la canción, los fians vieron a Oisín montar en el corcel mágico, sostener a la doncella en sus brazos, y desaparecer como un rayo de luz hacia el bosque.

Ciertamente Oisín fue muy feliz con su esposa en aquel paraíso donde el tiempo se había detenido. Muy feliz hasta que la nostalgia le hizo volver en pensar en su tierra, en su familia, en su clan. En contra de la voluntad de Niamh, el guerrero decidió volver a Irlanda a ver a su padre, a quien tanto echaba de menos. Al final, su esposa, que no pudo disuadirle, le dio un consejo, que no desmontara nunca del caballo en que iba a emprender el viaje, que no pisara nunca suelo irlandés si quería volver a sus brazos de nuevo.

El viaje de Oisín fue terrible: el país había cambiado, la fortaleza de su padre se encontraba en ruinas,… ¿Qué ha pasado? Los campesinos le dan noticias de que Finn mac Cumhall había muerto y la Fianna había desaparecido… ¡hace ya 300 años! Ese era el tiempo que había transcurrido en Irlanda mientras Oisín disfrutaba de la tierra de la juventud.
Pero la fatalidad hizo que, al pretender ayudar a unos hombres a apartar una piedra del camino, se le rompiera la brida y Oisín cayera de la montura. En cuestión de segundos, el caballo se desvaneció y nuestro héroe quedó convertido en un hombre viejísimo, que murió al instante.

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